Carmona (Sevilla). 25 años. Su actitud monótona en la Iglesia le impedía ver más allá de su propia realidad, cegaba la ilusión que Dios había depositado en él. Manuel Dana Nuevo se despertó del letargo por el contacto con los enfermos, preferidos de Dios. Fue capaz de dejarse llevar por sacerdotes que le guiaron hacia la búsqueda de su vocación en la vida. Ahora, en el Seminario de Sevilla, se prepara para llevar la alegría y la misericordia a todos los corazones necesitados de Dios.

La presencia de Dios acompaña las búsquedas sinceras que personas y grupos realizan para encontrar apoyo y sentido a sus vidas. Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Dios no se oculta a los que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa. E.G. 71